Alemania, en alerta por la expansión de bulos ante las elecciones con más desinformación de su historia
Casi un 90% de los ciudadanos cree que existirá algún tipo de injerencia externa cuando acudan a las urnas el próximo 23 de febrero.

María G. Zornoza
Bruselas--Actualizado a
"Olaf Scholz tiene una mansión millonaria en Hollywood que resultó dañada durante los incendios de Los Ángeles". "Alemania vivirá una oleada de atentados terroristas antes de las elecciones". "El país sufrirá racionamiento y hambre debido a las sanciones occidentales a Rusia". "Solo el 0,5% de los sirios que viven en el país tienen derecho a asilo". "Cerca de dos millones de trabajadores keniatas llegarán al país". "Los Verdes recomiendan acurrucarse o usar un jersey como medida para combatir el frío invernal". Son algunas de las noticias falsas que corren estos días en las redes sociales como la pólvora en la campaña hacia las elecciones alemanas del 23 de febrero.
La desinformación y las noticias falsas buscan generar caos y confusión. Además de empañar la imagen de las instituciones. En la época actual de las redes sociales y la inteligencia artificial se difunden, además, con mucha más sutileza, sofisticación e impacto. La locomotora germana se pone en alerta tras la expansión de los bulos de cara a las cruciales elecciones anticipadas. Las encuestas apuntan a una victoria cómoda de los conservadores democristianos (CDU) liderados por Friedrich Merz, que ha adoptado una posición durísima en temas como la inmigración.
El Ministerio de Asuntos Exteriores que dirige Annalena Baerbock ha identificado decenas de miles de cuentas falsas que difunden contenido falso en la red social X. Berlín denuncia la existencia de una campaña de doppelgänger por parte de Moscú, una estrategia por la que se propagan noticias a través de cuentas con logos similares a medios conocidos, como Der Spiegel, para camuflarlas y que parezcan reales. También existe gran cantidad de contenidos generados con inteligencia artificial.
Una encuesta reciente difundida por Bitkom —una asociación tecnológica alemana que aglutina a más de 2.000 empresas del sector— revela que la inmensa mayoría de los ciudadanos alemanes, hasta un 88%, temen que exista manipulación interna en su camino hacia las urnas. Un 45% apunta a Rusia como el principal sospechoso de estas injerencias, el 42% a Estados Unidos y el 26% mira a China.
Alemania se ha puesto en alerta ante el incremento de amenazas híbridas, que se han multiplicado en los últimos años adoptando diferentes formas como las campañas de desinformación y descrédito, los ciberataques, el espionaje o el sabotaje. “Países con gobiernos autócratas intentan influir en el comportamiento de los votantes alemanes para cuestionar la legitimidad de nuestras elecciones y socavar la confianza pública en los procesos democráticos y en las instituciones”, reconoce el Ministerio del Interior, que ha creado grupos de trabajo de prevención y desarrollado campañas de concienciación.
“La oposición real son los medios de comunicación. La forma de lidiar con ello es inundarlo todo con mierda”. El asesor de Donald Trump, Steve Bannon, esbozó hace unos años con esta frase que ha dado la vuelta al mundo la estrategia de la que beben los líderes populistas, en pleno auge de uno a otro rincón del mundo. El impacto que embarrar la red ejerce sobre las democracias es todavía difícil de cuantificar.
A finales del año pasado, las elecciones presidenciales de Rumanía auparon a un líder populista prorruso y anti-OTAN a la victoria. Calin Georgescu pasó de ser un completo desconocido al candidato victorioso gracias a TikTok. Los servicios de Inteligencia rumanos certificaron la injerencia de actores terceros en el proceso y apuntaron directamente a Rusia. Las elecciones fueron canceladas y se repetirán este año. Entretanto, Bruselas investiga qué rol jugó la red social china en los comicios. También Polonia ha asegurado recientemente que ha identificado a un grupo ruso que tenía por objetivo intoxicar la campaña de sus elecciones presidenciales generando caos e inestabilidad. El país es territorio sensible por su situación geográfica y su papel en el apoyo a Ucrania. Sus fronteras son cruciales para el tránsito del armamento que Occidente envía a las tropas que dirige Volodimir Zelenski.
Pero las injerencias no solo llegan desde Rusia. La red social X y el apoyo explícito e infatigable de su propietario Elon Musk a la candidata de extrema derecha Alice Weidel está teniendo un gran impacto en la campaña. Alternativa para Alemania (AfD) será, según todos los sondeos, la segunda fuerza más votada, por delante de los malheridos socialdemócratas de Olaf Scholz. Musk, que cuenta con más de 216 millones de seguidores, ha tuiteado en numerosas ocasiones que AfD es la única que puede salvar Alemania. Hace unas semanas protagonizó una pseudoentrevista con Weidel en la que ambos difundieron sin pudor ni control bulos sobre inmigración, Hitler o la carga fiscal de Alemania. Pocos días después quitó importancia a la herencia alemana con el nazismo pidiendo a sus ciudadanos desligarse de la “culpa”.
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